La pieza del mes de septiembre es el pantógrafo o máquina de escalar patrones. Se trata de una máquina de los años setenta fabricadas por la empresa alemana Maschinenfabrik Moenus AG (la continuación de una firma anterior creada en 1862 por el ingeniero Friedich Millers y el comercial Ludwig Webber) y distribuida en Inca (Mallorca) por la comercial Morey-Capó SA (1967ca-2007). En la máquina encontramos una placa de cada una de estas dos empresas. El patronazgo era la fase en que se preparaban los patrones que se utilizarían para cortar los diferentes trozos de piel que darían forma al futuro zapatos. Los patronistas tenían una relación muy estrecha con los diseñadores, ya que eran los encargados de hacer físicamente las piezas del diseño que los diseñadores habían realizado. Después, estos patrones, adaptados a cada talla y reproducidos según las necesidades, serían empleados como base para cortar los trozos de piel con el punzón. En los inicios, esta tarea se realizaba de forma manual y repetitivo, pero la llegada de los programas informáticos y de las máquinas digitales la facilitó y agilizó. Desde que existen referencias a la fabricación del calzado, el patronaje, así como el diseño, siempre han sido tareas ligadas al género masculino. Se conocen pocas mujeres que hayan sido patronistas, aunque progresivamente se fue revirtiendo esta tendencia. Esta máquina, parecida a la famosa Super Lince, tiene un funcionamiento complejo y necesita de mano de obra cualificada. En la parte derecha encontramos una plancha sobre la que se sitúa el patrón original. Sobre esta encontramos un punzón, unas guías -que permiten seguir con este la forma del patrón original- y unas ruedecillas que permiten ajustar el tamaño (más pequeña o más grande) que se pretende extraer. Y en la parte izquierda encontramos otro punzón, bajo el cual se colocará una plancha de cartón piedra, que corta el mismo patrón con la talla deseada. Los pantógrafos o máquinas para escalar patrones han sufrido una gran evolución durante el siglo XX, pasando de ser máquinas muy simples (como la que tenemos en la exposición permanente) a unas máquinas muy complejas (como esta). Actualmente, casi no se utilizan, ya que la digitalización que se ha dado en este proceso, ha hecho que con los mismos programas informáticos que se diseñan los patrones puedan extraer estos con las diferentes tallas.